Ansiedad y ataques de pánico ¿por qué se producen y cómo tratarlos?

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ansiedad y ataques de panico

Son muchos los casos en que nos enfrentamos a emociones o situaciones que, por nuevas o anodinas, nos generan gran estrés o ansiedad, lo que en ocasiones puede bloquearnos, descontrolarnos, deprimirnos o, en definitiva, causarnos uno o varios trastornos psicológicos.

Cuándo aparece la ansiedad

Pasamos por estados de ansiedad cuando nos enfrentamos a un cambio, no necesariamente negativo, que nos obliga a alejarnos de nuestra zona de confort por periodos generalmente prolongados. Empezar un nuevo trabajo o ser despedido, cambiar de ciudad o de residencia, divorciarse o casarse o padecer una enfermedad grave son algunas de las situaciones ante las que determinadas personas, en función de su naturaleza y múltiples condicionantes, pueden sufrir algún tipo de trastorno.

Los síntomas que pueden evidenciar la ansiedad son muy variados, e incluso opuestos, y a menudo pueden ser físicos, en función de cada persona y su idiosincrasia. Pueden ir desde el miedo, el agobio o la preocupación, hasta el dolor abdominal o la jaqueca, el aumento de la frecuencia cardiaca, la incontinencia urinaria o la pérdida de apetito. Por otro lado, puede provocar ganas de huir y estar paralizado o, por el contrario, generar agresividad o hiperactividad.

Ansiedad y ataques de pánico

Sólo cuando el nivel de ansiedad supera un cierto nivel y se prolonga en el tiempo aparece lo que se denomina como ataque de ansiedad o de pánico. Estos episodios pueden llegar a ser de una gran virulencia, hasta el punto de que muchas de las personas que los padecen piensan que están sufriendo un infarto.

En este sentido, al estigma que tradicionalmente acompaña a las enfermedades y trastornos psicológicos y mentales, se une en este caso el de considerar al ataque de pánico una nimiedad frente al ataque cardiaco que el afectado puede llegar a pensar que ha padecido. Sin embargo, que el ataque de pánico o ansiedad no provoque el paro cardiaco no significa que la sensación que produce no sea igualmente virulenta.

Algunos de los síntomas más frecuentes de un ataque de pánico, que a menudo coinciden con los de un infarto, pueden ser:

– Vértigo o mareo

– Sequedad en la boca

– Taquicardia y dolor en el pecho

– Sensación de ahogo

– Sensación de frío o calor desmesurado

– Sensación de que se está volviendo loco

– Sensación de miedo, angustia, pánico o terror ante lo que está ocurriendo

Como tratar la de ansiedad

Cada persona, circunstancias y episodio de ansiedad requiere de unos cuidados y un tratamiento diferente para recuperarse. A menudo el paso del tiempo es suficiente para que la persona se acostumbre a la situación que la sometía por sí misma y sin ayuda, pero en otros casos requiere del apoyo de un profesional que la ayude a interiorizar los posibles cambios, e incluso a desvelar el motivo o los motivos por los que una determinada situación la ha afectado en detemrinada medida.

Por otro lado, el ataque de pánico o ansiedad supone un caso extremo de ansiedad en el que el apoyo psicológico por parte de un profesional cualificado se hace imprescindible, al margen de la posible recuperación que por sí mismo haya podido alcanzar la persona afectada. El psicólogo o psicoterapeuta es la persona más indicada para tratar un ataque de pánico y ahondar en las causas que lo han precipitado, de tal forma que se puedan controlar y evitar que tal situación se repita en el futuro.

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