La publicidad modifica tus “necesidades”, descubre cómo lo hace

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Como la publicidad modifica tus necesidades y crea consumo

Una de las máximas de la publicidad creativa es que no puede generar o modificar necesidades, porque las necesidades por su propia naturaleza son básicas y no cambian. Sin embargo, sí se puede actuar sobre los deseos creando necesidades de consumo, que no es para nada lo mismo que una necesidad en sí misma, pero que hoy por hoy, en una sociedad como la nuestra, ocuparía un escalón muy importante dentro de la pirámide de Maslow y, de hecho, muchos de los problemas psíquicos que nos encontramos en la vida de muchas personas, es precisamente eso, una necesidad por cubrir que realmente no es ninguna necesidad básica si no más bien algo socialmente impuesto.

Muchas personas van al supermercado a hacer la compra y junto con los alimentos básicos (necesidades) acaban comprando cosas que realmente no necesitan, pero que han sentido el deseo de comprar o, dicho de otro modo, en el momento en el que las vieron pensaron que eran la respuesta a un deseo que no había sido consciente hasta ese momento.

 

Identifica cómo la publicidad está “comprando” tu atención

Uno de los trucos con los que la publicidad modifica tus necesidades de compra es con frases como “¿Harto de que tu vieja sartén pegue al cocinar?” Por poner un ejemplo. ¿A quién no se le ha pegado algo en una sartén, especialmente si es vieja? El espectador se identifica al momento con esto que escucha incluso si en ese momento no tiene una sartén vieja.

Al momento, recibe un segundo mensaje “Te ofrecemos la nueva sartén de teflón que cocina sin aceite” y junto a este mensaje la imagen de una persona cocinando alimentos que resbalan por la sartén fácilmente y que se cocina con un aspecto impresionante sin haber usado aceite.

A estas alturas, el espectador ya puede sentir que necesita una nueva sartén porque acaba de visualizarse a sí mismo cocinando todos esos platos de manera tan sencilla.

 

Un problema que no existía y al que se ofrece solución

Cuando el anuncio comenzó, el espectador no tenía la “necesidad” de una sartén nueva, pero al acabar, siente que tiene que renovar su “vieja” sartén y “desea” la que que ha visto anunciada y funciona tan bien.

Este viejo truco de las teletiendas sigue funcionando en cientos de espectadores que llaman al momento para comprar todo tipo de aparatos que, al comenzar el día, ni sabían que existían, ni habrían pensado que pudieran necesitar.

Y ahí está la magia de la psicología publicitaria, en este ejemplo muy evidente pero que es usa en tantos y tantos productos de formas muy diferentes para que modifiquemos nuestros hábitos de consumo sin ser conscientes de cómo se nos empuja a ello.

 

Y tú, ¿has sido víctima de la psicología publicitaria?

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